El problema es mayor cuando el niño o niña siente dolor o afecta su normal desarrollo y desempeño físico.

 Es frecuente la consulta de los padres cuando observan en su hijo una alteración al nivel de las rodillas en los primeros años de vida y un descenso del arco interno del pie (pie plano). Notan que sus pequeños caminan con las piernas arqueadas o con las rodillas juntas.

El desarrollo normal de la alineación de las extremidades inferiores comienza en el nacimiento con unas rodillas arqueadas (genu varo), y en el transcurso de los dos primeros años, se produce una angulación progresiva hacia afuera (genu valgo). Durante el crecimiento hasta los 6 o 7 años, el valgo se corrige, pero en la adultez queda un grado mínimo de valguismo en las rodillas, salvo ciertas excepciones.

A los padres primerizos, les surgen algunas dudas sobre este tema como: ¿debe ser corregida dicha alteración?, ¿por qué me descuidé y dejé que progrese el problema?, entre otras. Mientras que a ciertos padres con más hijos, se les cruzará por su mente lo siguiente: “ya se alineará con el desarrollo propio del crecimiento”.

En realidad, son los progenitores quienes con más dificultad asimilan las medidas determinadas por el médico especialista. Ocurre que en la mayoría de consultas, el médico indica que se debe realizar un seguimiento de la evolución de la aparente patología, en lugar de aplicar medidas como colocar plantillas  en los zapatos o adquirir calzado ortopédico. En muchos casos, lo único que producen estos productos es brindar una aparente tranquilidad a los padres, mas no una real solución al niño o a la niña que los usa, sin medir las consecuencias de tipo psicológico que podrían generar en los infantes. Por ejemplo, muchos de estos aditamentos generan complejos ante sus compañeros por usar un calzado diferente al resto de niños.

La preocupación de los padres aumenta cuando los niños tienen acentuado el problema de pie plano y existe dolor. También, aplica en aquellos casos en que sus piernas se abren a partir de sus rodillas hacia abajo, formando una ‘X’ (genu valgo), en niños de entre los 3 hasta los 6 años.

Sin embargo, es necesario que los progenitores comprendan que si una de estas alteraciones en el desarrollo fisiológico del niño o niña se acompaña de dolor o molestias como cansancio y caídas frecuentes al correr, debe ser valorada por el ortopedista para descartar mayores problemas. Algunos de ellos requieren de un diagnóstico inmediato para no afectar estas partes del cuerpo. La evaluación y el tratamiento debe hacerlo siempre un especialista.

El desarrollo normal de la alineación de las extremidades inferiores comienza en el nacimiento con unas rodillas arqueadas (genu varo) y en el transcurso de los dos primeros años, comienza una angulación progresiva hacia afuera (genu valgo).

Dr. Patricio Robles
Traumatólogo Ortopedista – Hospital de los Valles
 
Artículo tomado de la Revista Somos Familia – Edición Nº 16.